Me
sorprendieron varias cosas al momento de empezar a leer el artículo de Herb
Sutter. La primera de ellas fue el título. A veces pienso que muchos
comentarios y ensayos se vuelven famosos no por la relevancia de su contenido o
lo controversial que puedan ser, sino por la manera en que pueden hacer juegos
de palabras. Fuera de toda broma, creo que permite plantear analogías que se
quedan en la mente de los lectores. Quiero decir, ¿quién va a olvidar la vez
que leyeron sobre la relación entre un buffet y el avance/estancamiento de los
procesadores?
La
comparación que realiza a lo largo de todo el texto me parece muy interesante,
puesto que se jacta de que ahora ya no habrá grandes saltos que cubran los
errores de los programadores. Particularmente, no me siento muy identificado
con las advertencias que realiza el autor, yo empecé a aprender de programación
mucho después de que el almuerzo se acabó y la opción más jugosa es hacer n
cosas a la vez. Me hace sentir como si la computación antes fuera algo así como
una tierra llena de un recurso muy útil, el cual todos usaban sin
consideración. Eso es, hasta que se acabó. De ahí, a todos los pioneros de la
industria no les queda más que trabajar con lo que tengan, esto es, lo que los
productores de procesadores puedan sacar.
El artículo
también muestra las interacciones, objetivos y perspectivas que tienen cada una
de las ramas de la computación. Los programadores pueden sentirse cómodos de
que siempre vendrán computadoras mejores, confían en que así será. Las
compañías de microprocesadores saben los límites de presupuesto y física a los
que se enfrentan, así como de la demanda que enfrentan, así que tienen que
aprovecharse de nuevas tecnologías y formas de enfrentar problemas para seguir
siendo relevantes en el mercado. Muchas veces, bajo tanta presión, o salen
soluciones o respuestas innovadoras (paralelismo) o las personas ceden y
abandonan. Creo que podemos ver, más de 10 años después de que se escribió este
artículo, cual fue la respuesta.